viernes, 25 de marzo de 2011
jueves, 3 de marzo de 2011
Amigo
AMIGO
Elijo a mis amigos, no por la piel u otro arquetipo cualquiera,
pero sí por sus pupilas.
Tienen que tener un brillo cuestinoador y tonalidad inquietante.
No me interesan los buenos de espíritu ni los malos de hábitos.
Me quedo con aquellos que hacen de Mí loco y santo.
De estos no quiero respuesta, quiero mi revés.
Que me traigan dudas y angustías
y aguanten lo que hay de peor en mí.
Para eso, sólo siendo locos.
Los quiero santos para que no duden de las diferencias
y pidan perdón por las injusticias.
Elijo a mis amigos por la cara limpia y por el alma expuesta.
No quiero solamente el hombro o la falda,
quiero también su mayor alegría.
Amigos que no ríen juntos, no saben sufrir juntos.
Mis amigos son todos así: mitad tontería y mitad seriedad.
No quiero risas previsibles ni llantos piadosos.
Quiero amigos serios,
de aquellos que hacen de la realidad su fuente de aprendizaje,
pero que luchan para que la fantasía no desaparezca.
No quiero amigos adultos ni estudiantes.
Los quiero mitad infancia y otra mitad véjez.
Niños, para que no olviden el valor del viento en el rostro,
y viejos, para que nunca tengan prisa.
Tengo amigos para saber quién soy.
Pues viéndolos locos y santos,
nunca me olvidaré que la normalidad es una ilusión imbécil.
Oscar Wilde
Reflexion
La alegría y la tristeza
La alegría es la tristeza desenmascarada y el pozo del que brota nuestra risa, es el mismo que colma nuestras lágrimas.
Mientras más hondo cava el dolor dentro de nosotros y más profunda se hace nuestra herida, más cabida habrá para nuestro gozo, más espacio habrá para la alegría.
Cuando estés feliz mira profundo en tu corazón y verás que lo que te causó dolor ahora te da alegría.
Si estás triste, mira en tu corazón y verás que lloras por lo que fue el motivo de tu felicidad.
La alegría y la tristeza son inseparables, y cuando una está sentada a tu mesa la otra, está dormida en tu lecho.
Sólo cuando vivimos alegrías y tristezas podemos estar quietos, en equilibrio, en paz.
Autor: Kalil Gibrán
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