lunes, 20 de diciembre de 2010

Tips para el hogar

Quitar el olor a pescado.
El fuerte olor que el pescado deja en los platos y en las fuentes, desaparecerá sumergiendo las piezas de la vajilla en un cubo que contenga té muy cargado. Si el olor persiste, frótalos con media cebolla o con media patata cruda y acláralos después con el té.
Jerseys encogidos.
Recuperarán su tamaño original si los dejas, durante un día entero, en remojo en un amplio barreño que contenga un litro y medio de suavizante por cada cuatro litros de agua.
Zapatos estropeados.
Si el agua del mar estropea tus zapatos, aplícales con un algodón una solución hecha con dos cucharaditas de alcohol de quemar y una de leche. Frótalos bien y espera que se sequen. Después limpialos como de costumbre.
Muebles de bambú.
Para conseguir que adquieran un brillo especial bastará con que les pases de vez en cuando, medio limón por toda la superficie.
Velas que no gotean.
Puedes evitar esas odiosas gotas de cera en el mantél si el día anterior dejas las velas, durante unas horas, en remojo en agua salada.
Beñera impecable.
Se limpia muy bien con vinagre caliente. Si Tienes manchas amarillas , puedes eliminarlas aplicándo una mezcla hecha con el zumo de un limón y dos cucharaditas de sal fina.
Hogar sin insectos.
¿Quieres no volver a ver por casa esas molestas cucarachas?. Coloca estratégicamente unas cuantas hojas de lechuga impregnadas con levadura. Si son las hormigas las que te visitan, coloca en un papel de aluminio unas cuantas rodajas de limón rebozadas en harina y pon al lado un recipiente con agua (el resultado es excelente si lo colocas cerca del hormiguero).
Azulejos brillantes.
Si deseas conseguir desinfección y brillo en las paredes del cuarto de baño y de la cocina, prepara a partes iguales, una mezcla de agua, amoniaco y alcohol de quemar; ponla en una botella con pulverizador, agítala bien y dispara directamente sobre los azulejos. Sécalos inmediatamente con un trapo limpio.
Patatas para limpiar la plata.
No tires el agua donde se han cocido las patatas, pues tiene diversos usos. Cuélala y aprovéchala. Por ejemplo, pura, te servirá para limpiar los cubiertos y objetos de plata -también los de acero inoxidable- y para lavar las prendas de lana; con vinagre, la convertirás en un estupendo limpiaparabrisas para llevar en el coche.
Sin rayar el suelo.
Te resultará mucho más fácil transladar los muebles y, además, evitarás reyar el suelo de tu casa, si utilizas no de estos trucos: si el mueble a transportar es muy grande y pesado enfunda sus patas en unos calcetines gruesos de lana. Si se trata de un mueble más ligero o si el suelo es de baldosas, no de parqué, puedes utilizar rodajas de patata. Se deslizará muy bien.
Libros antiguos.
Los libros con las tapas blancas se vuelven amarillentos con el paso del tiempo. La mejor manera de devolverles su aspecto original sin estropearlos es pasarles con mucho cuidado un trapo suave impregnado en una mezcla hecha a partes iguales de agua, lejía y agua oxigenada.
Cacharros de cobre.
Resplandecerán como el oro si los limpias de la siguiente manera: hierve vinagre con un poco de sal gruesa (dos cucharadas soperas de sal por un cuarto de litro de vinagre) e impregna un trapo con esta mezcla. Frota con el la superficie y después pasa sobre ella medio limón jugoso. Déjalo secar y, finalmente, saca brillo al cacharro con un paño de lana.
Jarrones de cuello estrecho.
Es muy difícil limpiarlos bien por dentro. La mejor forma de hacerlo es hecharles un puñado de sal gorda y añadirles un poco de agua (mejor si es caliente); agítalo bien durante un rato y después acláralo a fondo con agua limpia.
Plata picada.
Con el tiempo, a los objetos de plata les suelen salir unas manchitas negras que les afean mucho. Intenta hacerlas desaparecer frotándo con un poco de dentífrico blanco, o con bicarbonato, y un cepillo de dientes de cerdas suaves. Aclara, seca y admira el resultado.
Sartén antiadherente.
Conseguirás que no pegue todo lo que frias en ella si tuestas previamente un puñado de sal sobre su fondo. Luego la retiras y la frotas uniformemente con un diente de ajo.
Planchado de pantalones.
¿Deseas unas rayas y pliegues perfectos? Unicamente tienes que untarlos por el revés con un poco de jabón húmedo. A continuación plánchalos por este lado del tejido. Las rayas permanecerán inalterables.
Calzado cómodo.
Si te aprietan los zapatos nuevos, coge un par de trapos, empápalos en agua caliente o alcohol, escúrrelos bien y mételos dentro. Cálzate con ellos cuando estén ligeramente húmedos y comprobarás como se adaptan perfectamente a tus pies.
Botes de pintura.
Cuando termines de utilizarlos cierra por completo el bote y guárdalo boca abajo. De esta forma no se endurecerá la superficie. Si cuando vuelvas a abrirla está demasiado espesa, no le añadas agua; mejor caliéntala un momento al baño maría.
Chicles pegados a la ropa.
Si tu hijo llega a casa con un chicle pegado a la ropa, y no sale con nada. No te desesperes. Coge la prenda, métela en una bolsa de plástico, ciérrala bien y déjala una hora en el congelador. Conseguirás quitarlo sin esfuerzo.
'Panties' multiuso.
No tires los panties viejos; aprovéchalos para rellenas cojines, para sacar brillo a los zapatos o para limpiar los baldosines ( no suelta pelusa).
Pintar los marcos de las ventanas.
Resulta imposible no manchar los cristales cuando vayas a pintar los cercos de madera de las ventanas, pero si quieres librarte de este problema, no tienes más que untarlos antes con vinagre. La pintura no se adherirá a ellos y, además, luego los podrás limpiar con mucha facilidad.
Calefación más potente.
Cuando hace frío, para aprovechar mejor el calor que emiten los radiadores, coloca una hoja de papel de aluminio detrás de cada uno. En lugar de perderse, el calor que irradia hacia la pared se reflejará hacia el interior de la habitación. Tu casa estará más cálida y, además ahorrarás energía.
Evitar los olores en el frigorífico.
Existen varias formas de solucionar este problema: coloca en el interior un recipiente con un poco de leche y una rodaja de limón; mantén abierta una botella de agua mineral sin gas; o bien, introduce en él unos trocitos de carbón vegetal del que se utiliza en las barbacoas. También resulta muy eficaz guardar en la nevera un bol con un puñadito de bicarbonato. Los olores no se mezclarán.
Cortinas de baño.
Con la humedad, es inevitable que le salgan manchas de moho, sobre todo en la parte baja. Para quitarlas pásales una esponja humedecída en lejía diluida. Si tiene muchas, lo mejor es ponerlas a remojo en agua con una buena cantidad de lejía y un poco de detergente. Acláralas bien y cuélgalas en el baño, todavía mojadas, sin escurrir.
Cinturón a medida.
Si te queda grande y deseas añadirle un nuevo agujero, y no tienes tiempo de acercarte al zapatero, sólo tienes que calentar al rojo vivo una aguja fina de tejer punto y pinchar con ella el cinturón en el punto que previamente hayas señalado.
Paellera sin óxido.
Después de haber hecho en ella una exquisita paella, retira todos los restos y límpiala bien con vinagre. A continuación, frota con medio limón y, por último tras darla un buen aclarado y secarla con un paño suave, le pasas un algodón mojado en aceite limpio. De esta forma estará preparada para guardar.
Limpiacristales.
Los cristales quedarán mejor si , antes de aplicar el limpiacristales, los frotas con una mezcla de agua y amoniaco para eliminar bien la grasa. A continuación puedes usar el producto que utilices habitualmente, pero, en lugar de frotarlos con un paño, límpialos con papel de periódico.
Zapatos de charol.
Para recuperar el brillo y el lustre debes frotarlos con un algodón empapado en leche y pasarles luego un paño seco. Igualmente puedes limpiar los bolsos de este material.
Restos de yeso.
Para eliminar los restos de yeso en el suelo y en los baldosines, pasa un paño empapado en vinagre templado. Una vez retirado el yeso limpia las baldosas con tu producto habitual. Si se resiste, repite la operación.
Armarios sin humedad.
Distribuye por él pequeños trozos de tiza; ésta se encargará de absorberla por completo. Inténtalo también colocando unas bolsitas de tela llenas de arroz.
Hogar perfumado.
Impregna las bombillas de todas las lámparas, así como los bajos de las cortinas con tu perfume favorito. Al encender la luz, el calor hará que la bombilla desprenda el olor; lo mismo ocurrirá al correr el aire y mover los visillos.
Sillas de rejilla.
Estas sillas tienen el inconveniente de que al envejecer, la rejilla se vuelve gris y se deforma. Para devolverle su antiguo y terso aspecto lávala con agua fría a la que hayas añadido un puñadito de sal; aclara rápidamente y déjala secar al sol o cerca de una fuente de calor. La rejilla se recuperará totalmente.
Ropa más blanca.
Cuando la ropa permanece guardada durante mucho tiempo aparecen en ella unas feas manchas amarillentas, difíciles de eliminar con un simple lavado e incluso con lejía. Para devolverle su color blanco inicial, pon sobre ellas un poco de leche fría, déjala reposar durante un rato y después prueba a lavar la prenda normalmente.
Clavar sin riesgos.
Si tienes que clavar un clavo, coge un peine del pelo viejo y mete el clavo entre dos de sus púas; ya puedes darle fuerte sin peligro de hacerte daño.
Flores duraderas.
Prueba a echar en el agua del jarrón una cucharadita de sal, otra de azúcar y dos o tres gotas de lejía. Te maravillará el resultado.
Marcos dorados.
Para embellecerlos, frótalos con un paño empapado en el jugo de una cebolla que habrás licuado previamente. Recobrarán todo su esplendor.
Guardar las alfombras.
Antes de retirarlas en verano, primero pásales bien el aspirador y luego extiende sobre ellas papel de periódico. Pon encima, diseminadas, algunas bolitas de naftalina y un poco de hierbas aromáticas o cáscaras de membrillo. Enrróllalas cuidadosamente y átalas fuerte con una cuerda. Las polillas nada tendrán que hacer con ellas y mantendrán, además, un buen olor.
Sartenes como nuevas.
Cuando las sartenes y los cazos estén muy ennegrecidos por la grasa, pon a hervir en ellos un chorrito de vinagre. Quedarán como nuevos.
Un perfecto desatascador.
Los posos de café son excelentes para arrastrar los restos de comida que se hayan ido acumulando en las tuberías del fregadero. Echalos por ellas de vez en cuando y prevendrás con ello los atascos.
Desatascar la ducha.
Debido a los restos alcalinos del agua, es muy común que se obstruyan los orificios de la ducha. Pon solución a este problema. Si se trata de una ducha de teléfono, bájala y sumérgela durante toda la noche, cabeza abajo, en un recipiente lleno de vinagre. Si es fija, llena también de vinagre una bolsita de plástico y átala fuertemente con hilo al cuello de la alcachofa.
Jerséis decolorados.
Si tu jersey negro ha ido perdiendo color, lávalo con el agua de haber cocido espinacas. Recuperará el tono original.
Lavar las medias.
Podrás meterlas en la lavadora si previamente las has introducido en una bolsita de tela fina o en los bolsillos de alguna prenda. Quedarán perfectamente limpias y se mantendrán a salvo de carreras durante el lavado.
Prendas tostadas por la plancha.
Si tu camisa se ha oscurecido ligeramente al plancharla. No te preocupes, sumérgela en seguida en una solución de agua oxigenada no muy concentrada. Volverá rapidamente a recuperar su color natural.
Escobas limpias.
Limpia las escobas y los cepillos sintéticos metiéndolos durante un rato en un cubo lleno de agua a la que hayas añadido previamente una cucharada sopera de amoniaco. Enjuágalos después a fondo con agua limpia y espera a que se sequen por completo antes de utilizarlos.
Cuberteria de alpaca.
Este tipo de cuberteria o los objetos de este material, se limpian sumergiéndolos durante media hora en un recipiente con leche. A continuación se lavan con agua fría.
Faldas de tablas.
Para plancharlas con facilidad, mantén los pliegues cerrados sujetándolos previamente en la parte de abajo con unas pinzas de tender la ropa.
Cuidados del marfil.
Los objetos de marfil se mantienen perfectamente limpios si los frotamos con un cepillo de cerdas suaves, impregnado en agua y unas gotas de trementina o agua oxigenada. Después de aclararlos conviene secarlos al aire. Si lo que deseas es blanquearlos, deja durante un rato las piezas en remojo en un cacharro con leche y, luego, pásales un trapo empapado antes en agua oxigenada.
Lana como nueva.
Al deshacer un jersey, la lana queda con un aspecto rugoso y es muy incomodo volver a tejer con ella. Para evitarlo, es muy sencillo: llena una botella con agua caliente y lía en ella la lana. Al poco rato ya podrás hacer el ovillo con lana como recién comprada.
Gafas limpias.
Si deseas que los cristales de tus gafas queden realmente limpios y con brillo, frótalos muy suavemente con un poco de ceniza de un cigarrillo y un trozo de papel de periódico.
Ambientador natural.
No te hacen falta ambientadores que perjudiquen la capa de ozono. Prueba a cocer, hasta que se evapore, una mezcla de agua, azúcar, canela, clavo y piel de limón. Es una ambientador efectivo y completamente natural.
Termos limpios.
Vierte en el interior agua muy caliente con unos granos de arroz. Agítalo durante un rato; tira ese agua y acláralo con agua bien limpia.
Despegar sellos.
Para despegarlos fácilmente y que no se rompan mete las cartas en el congelador durante un par de horas.
Conservación de tus discos.
Para prolongar la vida de tus discos, pásales de vez en cuando un paño ligeramente humedecido en una mezcla hecha a partes iguales de agua y alcohol de 70 grados.
Prendas de terciopelo.
Tus prendas de terciopelo quedarán como recién estrenadas si, aprovechando los días de niebla, las cuelgas en la terraza. La humedad les devolverá un estupendo aspecto.
Planchas más delizantes.
Cuando la plancha se pega a la ropa, pásale por la base un trozo de jabón seco cuando aún esté caliente. A continuación, enjuágala con agua y sécala con una hoja de periódico. Dejará de pegarse.
Antipolilla efectivo.
Además de la conocida naftalina, introduce en los bolsillos de los abrigos y la ropa de invierno un poco de clavo de cocina. Es una forma muy efectiva de ahuyentar a las polillas y de evitar el olor de la naftalina.
Jerseys sin bolitas. Si quieres que a tus jerseys no les salgan bolitas, haz lo siguiente : recien comprado mételo durante dos días en el congelador, dentro de una bolsa de plástico.

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