miércoles, 8 de diciembre de 2010

Y digo





Y digo

Hoy dejo que mi vida se ahogue lentamente
sumergida en tus ojos de sed y abrevadero,
y así como las nubes se enlazan al poniente,
yo digo que te quiero...
Hojas de otoño y niebla palpitan en tu frente,
presagiando tormentas de amor y ventisquero,
y mientras duerme el agua mecida por la fuente,
yo digo que te quiero...
Respiro el aire frío de aguja transparente
—diciembre se ha mojado con lágrimas de acero—,
y mientras tañe el río su plata de serpiente,
aún digo que te quiero...
Podrá la tarde triste llevarme en su corriente
hacia la noche inmensa e insomne del lucero,
pero aunque sólo sea un sueño, solamente,
aún digo que te quiero...
Rebrotas en mis ojos cuajado, permanente,
como brotan las hierbas de marzo en el estero,
y a pesar del vacío de tus manos de ausente,
yo digo que te quiero...
Se me ha llenado el alma de rosas, de repente,
y corazones pintan de rojos el sendero:
he llegado a tu orilla para cruzar el puente
y decirte... te quiero.
d/a

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