En un día como el de hoy, pero del año 1933, en la berlinesa Opernplatz, el fuego acabó con 20.000 obras de escritores judíos, marxistas y pacifistas, filósofos, científicos y poetas, recogidos de 22 ciudades universitarias. Sus nombres pasaron a integrar las “listas negras” y muchos de los autores fueron arrestados, asesinados o enviados al exilio. Aquella lamentable y trágica acción llevada a cabo por voluntarios de los “camisas pardas” y las “juventudes hitlerianas” fue un acto simbólico que Joseph Goebbels (Ministro de Propaganda) alabó como un día en que “Alemania había comenzado a limpiarse interna y externamente”. La quema de libros fue el comienzo de la persecución y expulsión de científicos e intelectuales y el inicio de la decadencia del país germano como nación de la ciencia (24 premios Nóbel de Alemania y Austria emigraron a América del Norte). Después de 1933, las universidades alemanas tuvieron que renunciar a un quinto de su personal docente. Si a comienzos del siglo XX, las universidades de Alemania eran las mejores del mundo, después de 1945, de la tradición de excelencia quedaría sólo el recuerdo. |
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