Un día como el de hoy, pero del año 1940, comienza a funcionar, en Oswiecim, cerca de Cracovia (Polonia), el más grande y tristemente célebre campo de exterminio nazi, llamado Auschwitz. Los primeros prisioneros fueron 728 políticos polacos de Tarnów. Inicialmente, el campo fue utilizado para internar a miembros de la resistencia e intelectuales de Polonia. Más adelante, llegarían allí también prisioneros de guerra soviéticos, presos comunes alemanes, homosexuales y prisioneros judíos. En la entrada a Auschwitz se ubicaba un cartel de “bienvenida” donde las víctimas del nazismo podían leer “Arbeit macht frei” (el trabajo os hace libres). Los prisioneros de Auschwitz salían a trabajar durante el día para las construcciones o para el campo, con música de marcha tocada por una orquesta. Las SS generalmente seleccionaban prisioneros (llamados kapos) para supervisar al resto. Las durísimas condiciones de trabajo, unidas a la desnutrición y poca higiene, harían que la tasa de mortalidad entre los detenidos fuera altísima. Lo más común era que a los niños se los matase ni bien llegaran al campo, por no resultar “productivos”. El bloque 11 de Auschwitz I era “la prisión dentro de la prisión”; allí se aplicaban los castigos. Algunos consistían en encerrar al detenido, por varios días, en una celda lo suficientemente pequeña para que no pudiera sentarse. Otros prisioneros eran ejecutados, colgados o muertos por inanición. Los experimentos médicos, las cámaras de gas y los crematorios, completaban este perfecto infierno. Entre los años 1940 y 1945, más de 1.000.000 de seres humanos fueron asesinados en Auschwitz, uno de los campos de concentración más sanguinarios del III Reich. |
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