
No eres tú, sino el viento que me acaricia
cuando te pido que te quedes y me des el néctar de tu alegría,
cuando te pido que me ames y hagas de mí tu sonrisa
como en los días lluviosos cuando nuestros cuerpos se unían,
y de tu rostro una sonrisa de pudor surgía.
No eres tú, sino el viento que me acaricia
cuando camino por los ásperos montes agitados por el viento,
y espero de ti como la amado mío
como la amado que nunca llego a tiempo,
como el amado que nunca llego a ser de nuevo mío
No eres tú, sino el viento que me acaricia
cuando espero por ti sin importar tu retraso,
como el perro que espera a su dueña
que después de ser pateado mueve la cola,
y espera lamer los pies a la quien ahora añora.
No eres tú, sino el viento que me acaricia,
el viento que con sus dulces caricias
hacen de mi un amargo recuerdo que nunca se olvida.
D/A

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